El agua como protagonista en las exploraciones de los niños

Niños, niñas y agua: ya sabemos el resultado de ésta explosiva combinación, pero…  ¿cómo no explorar intensamente el elemento que nos da vida?

Todo ser vivo, (animal o vegetal) tiene la necesidad primordial de buscar agua y cuando la encuentra, desde su primer contacto, toda su estructura cambia para bien, las primeras moléculas que se activan son las de la felicidad. Los antiguos maestros espirituales de la india explicaban a sus jóvenes discípulos cómo funcionaba cierta meditación que los acercaba a su dios mediante la metáfora del sediento, explicando que con el solo hecho de escuchar la palabra agua la sed se alivia.

Comparto estas reflexiones para crear conciencia de lo importante que es el contacto con el agua para los seres vivos. Ahora, volviendo a los niños, les recuerdo que llegaron a este mundo en un viaje cuyo último tramo dura en promedio 9 meses, los cuales pasan sumergidos en una capsula de agua. Al nacer deben adaptarse a nuevos elementos y en cuestión de meses lo logran, pero nunca olvidarán su origen líquido.

Tengo la convicción que los niños, naturalmente, irán explorando los diferentes elementos y fenómenos que este mundo les ofrece, nuestra misión como exploradores más experimentados es brindarles un espacio seguro sin limitarlos en su exploración. 

Y esto debería suceder de una manera muy orgánica simplemente dándole libertad de exploración. Daré un ejemplo drástico: hay muchos depósitos de agua en lugares donde no queremos que nuestros niños metan las manos, como el tazón de una mascota o el inodoro. Sin embargo en un ligero descuido sabemos que los chicos podrían estar metidos en estos lugares hasta el cuello, es inútil y contraproducente el sermón de “¡caca no se toca!” o “fuchi, guacála!”, los chicos están lejos de comprender como funciona un sistema inmunológico y el mundo de las bacterias, lo mejor es dejar estos espacios fuera del alcance de los pequeños y crear un momento de exploración con el agua.

En un mundo acelerado como el nuestro, pensaríamos que es muy difícil agendar la diversas exploraciones de nuestros niños. Sin embargo esta agenda ya está en funcionamiento, esta experiencia sensorial en principio tiene su momento en el ritual del baño, una actividad que muchos adultos la ven solo como un ejercicio higiénico, a veces apurado y hasta traumático por falta de tino.

De la hora del baño podríamos escribir un libro, es un momento tan importante, complejo y vulnerable en la vida de un pequeño, si atendiéramos este ritual con el respeto que se merece, tomando el tiempo suficiente para generar vínculos beneficioso con los elementos, estaríamos fortaleciendo la confianza del niño en sí mismo y de paso generando hábitos de higiene saludables. Esto se aplica para la hora de comer.

Más allá de los rituales cotidianos, el agua presenta una gama infinita de posibilidades, divertidas y mágicas. Cuando hacemos experimentos con los chicos siempre guardo en un embace especial el “ingrediente secreto” el cual presento con mucho preámbulo y maravilla, los chicos pueden decepcionarse al descubrir que “solo es agua”. Sin embargo, no mermo mi convicción, constantemente trato el agua como un elemento precioso, un regalo de los dioses.

Después de develar las propiedades fantásticas del agua, los niños lo recordarán con una emoción especial, momento para transmitir mensajes de cuidado hacia las fuentes de agua de nuestro planeta.

Si esperabas que te diga qué actividades puedes hacer, te diré que internet está plagado de muy buenas ideas, pero ningún sitio web te dirá que le pidas a tu hijo ayuda para limpiar las ventanas, regar las planta, lavar los juguetes o fregar el piso, si tú mismo abordas estas actividades con una actitud divertida y responsable, será beneficioso para todos.

Enrique Sierra

Profesor Cachivache.

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