Si te descuidas puede ser la chispa de una gran carcajada, imparable, capaz de llenarte el cuerpo de tantas endorfinas, serotoninas y dopaminas que haga que todo se te olvide. Puede hasta calmarte el dolor, porque aumenta la producción de analgésicos naturales del cuerpo.
¡Además, es capaz de lanzar a tu cerebro impulsos eléctricos que en menos de un segundo expulsan de tu cuerpo las energías negativas que tenías, causándote una increíble sensación de bienestar y placer! También puede bajar tus niveles de cortisol (esa hormona que causa el estrés).

Y lo más peligroso de todo es que ¡es sumamente contagiosa! Una sola persona puede causar una risa colectiva imparable.
Ten cuidado donde lances una risa porque puede ser un acto revolucionario, transgresor y sanador. Una carcajada tiene el poder de expulsar del cuerpo los miedos más profundos.
No me lo estoy inventando, hay estudios muy serios que apoyan estos resultados. Científicos han observado a personas riéndose a carcajadas durante años, para darse cuenta como respondían no solo sus cerebros, sino también sus cuerpos y que por supuesto la pasaban muy bien. Lo más difícil para estos científicos fue mantenerse serios durante toda la investigación, muchos de ellos confesaron que no siempre pudieron hacerlo y fueron contagiados por la risa.
Los expertos en esta materia, científicamente comprobada, son los niños. Tienen un asombroso promedio de ¡300 risas diarias! mientras que los adultos vamos de 15 a 100 como máximo.

Ah, y les voy a contar un secreto obtenido de esta investigación… el cerebro no distingue (o se hace el que no distingue) entre una risa verdadera o una risa provocada. Con ambas podemos conseguir los mismos beneficios. Puedes empezar simulando una risa, con el contacto visual, el juego y la complicidad se va convirtiendo en una risa real y ¡ZAS! ¡Todos contagiados de una gran carcajada!
Ahora que lo sabes, no te olvides: la risa es tu mejor aliada.
Georgina Santibañez